lunes, 3 de diciembre de 2012

19 miradas contra la leucemia infantil




Cuando a los 3 años a Guzmán le fue diagnosticada una leucemia linfoblástica aguda, sus padres decidieron crear un blog  en el que contar sus experiencias y así poder afrontar mejor la etapa más dura de sus vidas. Ese blog, que muchos hemos seguido desde el principio, ha sido un punto de encuentro y un motor de ilusión y esperanza para muchas familias que atraviesan la misma situación. Ha servido también para recoger mucho apoyo y energía positiva que estoy seguro que han contribuido a que dos años después Guzmán esté totalmente curado.  Y es que el sistema inmunitario no es ajeno al mundo de las emociones. Los besos y abrazos, aun los virtuales, también curan.

Esa experiencia en la red ha sido el punto de partida de la creación de la Fundación Unoentrecienmil , que nació con el objetivo de luchar contra la leucemia infantil y apoyar la innovación, el desarrollo y la puesta en marcha de proyectos dirigidos a la promoción de la acción social y la mejora del bienestar de los más desfavorecidos.

Con el objetivo de recoger fondos para dicha fundación, 19 fotógrafos hemos contribuido con nuestras fotos a la edición del libro "19 miradas entre cien mil". Se trata de un libro en el que hemos tratado de poner imagen a los sentimientos que los padres de Guzmán han experimentado a lo largo de 25 largos meses. Sentimientos que van desde el dolor y la rabia inicial hasta la esperanza, la positividad y la gratitud final. Emociones que son similares a las que viven otras personas que atraviesan por situaciones parecidas.

Ha supuesto una  enorme satisfacción que Carlos Gayo, tío de Guzmán y coordinador del libro, contara para este proyecto solidario con la  participación de este modesto aficionado a la fotografía.

Los beneficios de la venta de este libro, que se puede adquirir aquí,  serán destinados íntegramente a la Fundación Unoentrecienmil. 

sábado, 1 de diciembre de 2012

Sobre luces y sombras




El ojo busca la luz en la oscuridad, se siente atraído poderosamente por ella.  En la luz nuestros ancestros encontraban la seguridad de que controlaban el contexto y ningún depredador se encontraba oculto en las sombras. La luz también les permitía recolectar frutos, cazar sus presas y, más tarde, realizar las labores en el campo.  Por ello no debe extrañarnos esa potente querencia visual que nuestra mirada siente por las zonas iluminadas. Ha sido esencial para nuestra supervivencia como especie.

Es posible que debido a esa historia previa, cuando contemplamos una imagen de tonos muy oscuros, una pequeña zona luminosa sea capaz de compensar todo el resto. David derrota a Goliath, y la luz vence a las sombras. Sin embargo, es precisamente la oscuridad la que hace posible la luz, la que le otorga su fuerza.  Para el Budismo Zen el "vacío" o "espacio" es un elemento fundamental en la composición para todo tipo de arte. Para la Psicología de la Gestalt la ley general de la figura y fondo se apoya fuertemente en este contraste entre la luz y las sombras, entre el blanco y el negro.

Aunque existen muchos tipos de contrastes visuales (de tamaño, de forma, de color), el contraste de tonalidades oscuras y luminosas  es quizá el más potente, el más atractivo para nuestra percepción. Y es que en nuestros genes viene grabada esa atracción.  Los bebés muestran esa predilección desde los primeros días de vida, y un fuerte impulso les lleva a mirar a los ojos de su madre. Nada les atrae más que ese fuerte contraste de una pupila y un iris oscuros sobre el blanco de los ojos, y pueden pasar minutos sin apartar la mirada, absortos en la contemplación de ese rostro. Es una seducción poderosa que facilita la creación de un vínculo emocional entre madre e hijo que resulta esencial para la supervivencia del bebé.

Sin duda la historia filogenética de nuestra especie pesa mucho. Podríamos decir que existe una "estética evolutiva" que influye en el placer que nos proporcionan la contemplación de ciertas imágenes que reúnen alguna características visuales. A pesar de ello, algunos movimientos artísticos posmodernos se han apartado de esa estética, han pretendido transformar la naturaleza humana con más o menos éxito. Se han aferrado a la idea de que la experiencia perceptiva es una construcción social aprendida, y que  podemos forzar a nuestro cerebro a encontrar placer estético donde no lo hubo, dando la espalda a la belleza. Claro que sólo una reducida élite de iniciados podrían entender el sentido de esta nueva estética posmoderna dictada por los comisarios de arte.

Tal vez sea así, pero con frecuencia la naturaleza humana termina reclamando su espacio y se abre paso, como la luz se abre paso entre las sombras, y termina desnudando al impostor.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Mindfulness y Fotografía





El concepto de mindfulness no tiene una palabra correspondiente en castellano, pero podría traducirse como la atención o conciencia plena y atenta. El mindfulness trasciende lo meramente psicológico y se entiende como una filosofía de vida o una forma de vivenciar situaciones concretas. Siempre está referido a un momento particular y presente .

Además de referirse al presente supone sentir las cosas tal y como suceden, sin tratar de controlarlas. Centrándonos en los aspectos emocionales y estimulares antes que en su interpretación.  Ello representa una renuncia a lo verbal, al lenguaje que impregna todas nuestras experiencias y con frecuencia la falsifican y tamizan,  al intentar encasillarlas en conceptos y prejuicios. También conlleva la aceptación total y no valorativa de la experiencia.  De alguna manera supone una superación del pensamiento formal y racional, que adquirimos durante la adolescencia, para volver a un pensamiento de carácter intuitivo supuestamente superado. Si la ciencia y tecnología se apoyan en ese pensamiento  racional el arte requeriría de algo más.
Imagino al lector preguntándose qué demonios tiene que ver el mindfulness con la fotografía, y cómo puede afectar al hecho de tomar una instantánea. Pues bien, piensa que tienes un día libre y has salido al campo a tomar algunas imágenes de paisajes, y te encuentras observando lo que te rodea, tratando de volver a casa con un buen puñado de buenas fotos en la tarjeta.  En ese momento estás recordando algunas cosas que has aprendido sobre composición e iluminación, recreando algunas  imágenes de grandes paisajistas, anticipando lo que pensarán las personas que vean tus capturas cuando la subas a internet y  sintiendo la satisfacción que vivirás en ese futuro inmediato.

Pues bien, todos esos pensamientos son una especie de antifaz que están impidiéndote ver lo que tienes delante: tu conciencia está totalmente centrada en lo que piensas, esperas y deseas. En lugar de relajarte y abrir por completo todos tus sentidos para vivir plenamente ese momento, en vez de situarte en plena comunión con el paisaje de forma ingenua e irreflexiva, estás tenso y ansioso temiendo que esa maravillosa luz se escapará en breves segundos y no podrás capturarla.

En el Budismo se asocia con el "sati": el recuerdo de la conciencia pura y simple que tuvimos en la infancia. El volver a sentir la fascinación y deleite de un niño que contempla un objeto sin la necesidad de etiquetarlo o interpretarlo. Algunos artistas se han referido a esa búsqueda de una mirada ingenua e intuitiva. Así, Picasso comentó al término de su carrera  " me ha llevado toda mi vida tratar de aprender a pintar como un niño". Monet también indicó: "para poder ver debemos olvidar el nombre de las cosas que miramos".        

Los fotógrafos deberíamos tratar de mirar el mundo con esos ojos de niño. Abandonarnos a la realidad que tenemos delante y vivenciarla sin hacer referencia a colores, tonos o texturas, yendo más allá de las teorías y conceptos aprendidos. Aprender a ver sin recuerdos o deseos. Para cultivar el mindfulness debemos desbloquear nuestras emociones e  ir más allá de las expectativas, las etiquetas, el perfeccionismo y los cálculos que nos constriñen.  El momento presente te ofrece muchas posibilidades, pero sólo si lo experimentas con conciencia plena podrás exprimir todo su potencial. Déjate llevar. Aunque para llegar a ese punto deberás haber aprendido y practicado mucho.