jueves, 5 de noviembre de 2015

III SEMINARIO UNIVERSITARIO SOBRE FOTOGRAFÍA Y PSICOLOGÍA



Actividad autorizada con reconocimiento de créditos por la Universidad de Sevilla.


Profesor: Alfredo Oliva Delgado. Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación
Universidad de Sevilla.

Objetivos:
- Conocer algunas de las aportaciones más interesantes de la psicología al estudio de la fotografía y la imagen.
- Comprender las principales leyes de la composición fotográfica desde un punto de vista psicológico.
- Utilizar algunos conceptos y teorías psicológicas para mejorar la técnica fotográfica.
- Realizar una lectura de imágenes y fotografías a partir de conocimientos psicológicos.
- Conocer las relaciones entre psicología y estética

Contenido:
Principales aportaciones de la psicología al estudio de la fotografía y la imagen. Relaciones entre sensación, percepción e imagen en fotografía, los modelos de apreciación y juicio estético o la psicología de la creatividad aplicada a la fotografía. Memoria y narrativa fotográfica. La fotografía terapéutica.

Horas dedicadas : 25            Nº créditos ECTS autorizados: 1      Nº de créditos LRU: 2,5
Calendario: Martes 1, 8, 15 y 29 de marzo y 5 y 19 de abril de 2016 en horario de 17.00 a 21.00

Nº plazas : 20

Lugar: Seminario de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Facultad de Psicología.

Destinatarios: Todos los alumnos de la Universidad de Sevilla.

Persona contacto: Alfredo Oliva Delgado  
Inscripción Libre: envía un email a oliva@us.es con tus datos, indicando tu Facultad, curso y nivel de conocimientos sobre fotografía.

Tfno. info. 954557695            Email info.: oliva@us.es



lunes, 5 de octubre de 2015

¿INFLUYE LA CALIDAD FOTOGRÁFICA DE UNA IMAGEN EN SU VALORACIÓN ESTÉTICA?


                                                           Foto de Edward Steichen

Que la calidad de la imagen fotográfica tiene su influencia sobre cuánto nos gusta parece algo bastante obvio. De lo contrario no tendría mucho sentido gastarnos dinero en equipos caros y pesados que nos machacan las lumbares y la cuenta corriente. Sin embargo, y a pesar de la obviedad, no han faltado fotógrafos que se sirvieron de diversos procedimientos como reducir la nitidez o aumentar el grano de sus imágenes para conseguir un determinado efecto pictoricista que aumentase el valor estético de sus fotografías.
Y aunque puede parecernos ridículo debatir en términos generales acerca de si esos efectos son favorables o si por el contrario el fotógrafo debe aspirar a conseguir la calidad máxima en sus  imágenes, unos investigadores de la Universidad de Viena han llegado a cabo algunos estudios para encontrar datos que apoyen una u otra postura. Concretamente analizaron el papel que juegan el contraste, la nitidez y el grano en la valoración que una muestra de sujetos sin especial interés o formación fotográfica hicieron de una serie de fotografías.
El procedimiento experimental usado consistió en seleccionar 200 fotografías de buena calidad de paisajes naturales y otras 200 de lo que podríamos denominar paisajes alterados por el hombre. De cada una de esas fotografías hicieron varias versiones en las que modificaron digitalmente tres parámetros: contraste, nitidez y grano. Los participantes en el estudio debían indicar en una escala de 1 a 7 cuánto le gustaba cada imagen (Los investigadores tuvieron compasión y no pasaron las 400 fotos a cada sujeto). También se evaluó la latencia de respuesta, es decir el tiempo que los sujetos tardaban en puntuar cada foto. Esta aspecto tenía su importancia ya que una de las teorías que circulan al respecto es que la fluidez perceptual media en la relación entre calidad de imagen y valoración estética, siendo la fluidez perceptiva el tiempo que se tarda en procesar la imagen. Es decir, las fotografías de más calidad serían más fácil de procesar y  por tanto evaluadas de forma más positiva.
 Los resultados se pueden resumir muy brevemente:
1) El contraste influye más que la nitidez o el grano en la mejor valoración estética de las fotos. Naturalmente a mayor contraste mejor valoración.  También se valoraron más positivamente las fotografías más nítidas y con menor grano, aunque la influencia en la valoración fue menor que el caso del contraste.
2) Los efectos de la degradación de la imagen por la reducción del contraste y la nitidez, y por el aumento del grano fueron aditivos: a mayor degradación peor valoración.
3) La calidad de las fotografía no influyó en la latencia de las respuestas. O sea, nada de fluidez perceptiva como hipótesis que media en la relación entre calidad y valoración estética.
3) Finalmente, los paisajes naturales gustaron mucho más a los participantes que los alterados por el hombre.
Un estudio que en mi opinión tiene una validez muy relativa y cuyos resultados deben ser mirados con mucha cautela porque tiene evidentes limitaciones. En primer lugar porque las manipulaciones de la calidad de las imágenes se hicieron sólo a nivel superficial, no a nivel de composición o de contenido. En segundo lugar porque no se tuvo en cuenta el nivel de formación artística-fotográfica de los participantes ¿Hubiesen opinado igual artistas, fotógrafos o comisarios?. En tercer lugar porque la degradación de las fotografías se realizó de forma mecánica, no buscando un determinado efecto artístico, que es lo que solemos hacer cuando manipulamos alguno de estos valores.
En fin esto es lo que hay: La gente de la calle suele preferir imágenes nítidas, sin grano y, sobre todo, con fuerte contraste. Pero no siempre, creo que a veces las cosas funcionan de otra manera y viene bien reducir la  nitidez a lo Steichen, aumentar el grano a lo Petersen, o reducir el contraste, como en esas fotos lavadas que tanto circulan por la red.
Tinio, P.P.L., Leder, H. & Strasser, M. (2011). Image quality and the aesthetic judgement of photographs: Contrast, sharpness, and grain teased apart and put together. Psychology of Aesthetics, Creativity, and the Arts 5(2), 165-176.


domingo, 4 de octubre de 2015

Entrevista en Street Photography in the World



Researched by Marco D’Aversa


http://www.streetphotographyintheworld.com/interview-with/interview-alfredo-oliva-delgado/


INTERVIEW WITH ALFREDO OLIVA DELGADO


Born in Seville in 1958. My passion for visual arts began very early in my life. I have always liked painting, film and photography, but I decided to study psychology at the University of my city. I currently work as a professor of Developmental Psychology at the University of Sevilla. Photography is a hobby that I live with great intensity, especially during my holidays and weekends. I could say that photography is a way of life for me. Although I’m an amateur photographer, I often give lectures and workshops about Photography & Psychology.







Going back in time how was your passion for photography born ?

My grandfather was a professional photographer, and my father was an amateur photographer, so I grew up in a context in which photography was always present. Image and art was important to me since my childhood, but during my adolescence I was more interested in painting than in photography. When I was 21 I attended a photography workshop, and after that I bought a second hand photographic enlarger to set a darkroom with some friends.




Considering your works, which ones marked your entrance in the world of real photography?

When I finished my studies in psychology, and I started my academic career in the university I had to work very hard, and had no time for photography. So, for many years I didn’t take a single shot. About seven years ago I bought my first digital camera, and my passion for photography came back again. I think that my first photographic trip to Morocco was a milestone or turning point, and could be considered my entrance in the world of real photography.


How do you manage colour and B&W?
I process with Adobe Camera Raw and Photoshop CS6, both, color and B&W. Sometimes I have used Silver Efex Pro2 to convert colour photos to black and white. It works really well.

Which kind of camera do you use?

My camera is a Canon 6d that has replaced my former Canon 5D MKII that unfortunately passed away last year. Most of my photos were taken with these cameras. I also have a Fuji x100, but I don’t feel comfortable with this camera, and I hardly use it.





What determines if a photo is “good one” or not?

That is a really difficult question. A matter that interests me a lot both as a photographer or psychologist. Why people show so significant differences in their visual or aesthetic preferences? Why do some people like photos that are even disgusting for others? Culture, art and photography education and experience are important factors that influence our preferences. Although, of course there are also innate factors responsible for universal preferences. But getting to the point, for me a good photo should include an intelligent composition and a strong idea and a narrative: It should tells us a story; a story that provokes emotions in the viewers. Maybe that’s the most important point in a good photography. Complexity is also relevant: an image with multiple layers requiring an in-depth reading from the viewer. Those images will remain in our minds for longer than a just funny or pleasant image. Originality must be also considered, and a good shot should avoid cliches. Aesthetic is important in an image to catch our attention, and a beautiful photo could be a very nice image, but a really good photo need something more than just beauty.


When you are shooting, do you have an image in your mind? Do you build the final photo before shooting it or are your images also a result of a post-production phase?

I think the most important and decisive moment is the one in which you take the picture, and the one immediately preceding it. Sometimes I’m looking for a certain picture, and sometimes it is the chance that offers me the picture. I don’t have a single way of working. With regard to processing, I think that you can’t make a photo good by post-production. Obviously you can enhance some aspects (contrast, saturation) which improve the initial shot, but you can’t turn a bad shot into a good photo by post-production. When I started with digital photography I used to process my photos too much, especially landscapes. Now processing is not important to me, and I don’t like overprocessed images. I think that many photographers has followed a similar pattern of change in their way of working.





What training did you follow? Who inspired you?

I could say that I’m a self-taught photographer. I followed some workshops, but mostly I learned what I know from books and photography forums on internet. I’m really interested in the theoretical aspects of photography, so I’m constantly reading about these topics (John Berger, Susan Sontag, Roland Barthes, Minor White, Richard D. Zakia). Some of my favorite readings are those about the relationship between photography and psychology , a subject that is not well known by photographers and that I consider interesting. In fact I teach a seminar on this topic in the university of Seville and usually write about it in my blog.


What was your first camera?

I can’t remember the model but it was a SLR Minolta that I bought when I started working. Before that I had used my father’s camera, that was an old Yashica model with a viewfinder.

What is photography to you? And what should not be instead?

I’m open to different styles and uses of photography, although I’m drawn to poetic images that are ambiguous and suggestive. Anyway, I agree with Michael Freeman when he wrote that photography should be true to the medium. Each medium should explore and exploit what it is good at, and not mimic other art forms, which means having a clear idea of what photography highlights are: the documentary spontaneity of the moment captured, veil, differential focus, motion blur, reflections or shadows. An intense post-production, as we can see today in many pictures on websites such as 1x.com, turn a photo into a graphic design. To me that isn’t photography.










viernes, 18 de septiembre de 2015

El falso mito de la proporción áurea (Golden Ratio)




Entre las reglas de composición más conocidas encontramos la proporción áurea (golden ratio) y su prima hermana, la regla de los tercios. Ya sabéis, la idea de que cuando un elemento está situado en un punto descentrado con respecto al eje vertical del encuadre su impacto visual es mayor. Esta proporción áurea ha sido considerada como una regla universal por matemáticos, biólogos, artistas o arquitectos. Su presencia en la arquitectura clásica o en fenómenos naturales ha sido la prueba que siempre sirvió para avalar esta universalidad y negar cualquier tipo de dependencia de factores sociales o culturales. Es decir, nuestra tendencia a otorgar un mayor valor estético y  preferir imágenes compuestas de acuerdo con esta proporción áurea, obedecería a un impulso innato grabado en nuestros genes e independiente de nuestra formación artística o de nuestras experiencias visuales. La experimentación en psicología también apuntó en esa misma dirección, al menos la que se había llevado a cabo hasta ahora.

Pues bien, parece que hemos estado instalados en un engaño duradero, al menos eso es lo que parecen indicar los estudios llevados a cabo por Stefan Stieger y Viren Swani, y que han sido publicados en “Psychology of Aesthetics, Creativity and the Arts”. Estos investigadores de las Universidades de Viena y Westminster se han servido del Test de Asociación Implícita (IAT), y mediante la comparación de imágenes artísticas  con diversos contenidos y composición mostradas a sujetos con distinto grado de interés y conocimiento sobre arte. Aunque resultaría complicado explicar en profundidad aquí cómo funciona el IAT, se trata de una prueba que realiza una evaluación de la preferencia estética relativamente independiente de la deseabilidad social y de la formación artística del sujeto a partir de su reacción instantánea a las imágenes presentadas.

 Los resultados de la investigación indicaron que, contrariamente a lo esperado, todos los sujetos mostraron una mayor preferencia por las composiciones en las que el elemento se situaba en una posición centrada frente a aquellas en las que se seguía la regla de la proporción áurea. Ni el interés ni la formación artística influyeron en esta preferencia inmediata por lo simétrico. Sin embargo, cuando en lugar de la respuesta  inmediata se tuvo en cuenta una respuesta menos espontánea utilizando una prueba de diferencial semántico, las preferencias a favor de las composiciones centradas tendieron a desaparecer, sobre todo cuando aumentaba la formación artística. En un experimento posterior también se comprobó si los sujetos mostraban preferencia por composiciones basadas en la proporción dorada frente a otras en las que el elemento principal se situaba a la izquierda o derecha del centro, pero algo alejado de esa proporción dorada. Los resultados mostraron que cuando se controlaba el interés y la formación artística de los participantes no surgieron diferencias en las preferencias por una u otra composición. Sólo se encontró una ligera preferencia hacia aquellas imágenes en las que el elemento se situaba a la derecha, lo que puede deberse a que la mayoría de los sujetos participantes en el estudio eran diestros.


Resumiendo, el estudio de Stieger y Swani parece cuestionar una las verdades más asumidas en relación con las preferencias estéticas. Al contrario de lo que se venía pensando hasta ahora, las imágenes compuestas de acuerdo con la proporción dorada no resultan más atractivas para los sujetos, y, por supuesto no parece haber ninguna tendencia innata que nos lleve a preferirlas. Más bien, esa supuesta preferencia, sólo se observa muy ligeramente entre quienes tienen una mayor formación artística, por lo que podría deberse al efecto de la exposición repetida; es decir, a fuerza de ver imágenes compuestas teniendo en cuenta la proporción áurea o la regla de los tercios terminan pareciéndonos más atractivas que otras composiciones menos académicas. Ello no quiere decir que cuando se lleva a cabo un análisis más a fondo de la imagen en el que intervienen procesos cognitivos de orden superior en los que la formación artística juega un papel importante, no aparezca la preferencia por la proporción áurea. Pero se trata de una preferencia con una base cultural muy clara, nada de una preferencia universal e innata. Un mito más que se nos cae.

martes, 8 de septiembre de 2015

De Roland Barthes a la fotografía terapéutica




Cuando en 1980 Roland Barthes publicó "La cámara Lúcida" puso la primera piedra de lo que hoy denominamos fototerapia o fotografía terapéutica. En su libro, Barthes analizaba la fotografía poniendo énfasis en los sentimientos o emociones que provoca. Así, la diferencia que estableció entre lo que denominó studium y punctum probablemente se haya convertido en una de las aportaciones más interesantes y populares en el mundo de la fotografía. Con el studium hizo referencia a las fotografías, o los aspectos de una fotografía, ordinarios y de interés general que pretenden provocar un efecto en la mayoría de observadores. La intención del fotógrafo es informar, sorprender, comunicar o provocar un deseo en el espectador, de una forma visible. Mediante la composición y las referencias culturales, el fotógrafo va a conseguir que el espectador medio comprenda  la foto, aunque la emoción que sentirá será de baja intensidad. A juicio de Barthes, son fotos que pueden atraer y gustar, pero que no llegan a enamorar. En cambio, el punctum es ese elemento aparentemente irrelevante de la fotografía pero que provoca una intensa reacción emocional. Algo que salta de la imagen para sacudir con fuerza el mundo emocional del observador. El punctum genera una combinación de emociones y recuerdos que pueden provocar nostalgia, angustia o incluso dolor, al traer a la mente algunos sucesos difíciles del pasado que tienen una fuerte carga afectiva que perturben el equilibrio emocional.

Este concepto de punctum ha recibido apoyo por parte de la investigación psicológica, que sugiere que algunos estímulos significativos, tanto a nivel biológico como social, atraen poderosamente la atención humana. Estos estímulos harán que algunas fotografías nos atrapen, aunque no tengamos muy claro por qué, y sobresalgan por encima del resto. Y la idea básica de la fototerapia es que esas imágenes pueden estar relacionadas con algunos acontecimientos de nuestra vida que permanecen ocultos a nuestra conciencia, y que en ocasiones pudieron resultar traumáticos. Esos elementos incluidos en la foto servirán de pistas que facilitarán el recuerdo.

Una característica de las experiencias traumáticas es que permanecen en la memoria por largo tiempo, aunque no seamos conscientes de ello. Y lo problemático es que en dichas experiencias, las diferentes partes de la memoria asociadas al suceso no están integradas y aparecen disociadas. Son piezas de información encapsuladas que no pueden ser comprendidas o verbalizadas o conectadas con nuestra propia historia de vida, y que en algunas ocasiones pueden causar trastornos psicológicos.
El visionado de fotografías, que pueden ser tanto autobiográficas como ajenas al sujeto, proporcionará la oportunidad para rememorar algunas situaciones y hablar con el terapeuta sobre ellas con más comodidad. A veces puede ser un simple objeto presente en la foto, el que nos punce; en otras ocasiones será un gesto o expresión facial, el que nos haga revivir una emoción. En cualquier caso, la fototerapia proporcionaría un medio para procesar de forma exitosa una experiencia traumática, y permitiría llegar a una situación en que los recuerdos del trauma se convierten en una parte integral de la vida de la persona, lo que le ayudaría a superarlo. Pero la fotografía también puede ser una herramienta que nos ayude a conocernos mejor a nosotros mismos, con independencia de que se emplee en un contexto terapéutico.