lunes, 16 de marzo de 2020

LEYENDO UNA IMAGEN DE ALEXANDER RODCHENKO (ESCALERAS, 1930).



Alexander Rodchenko fue un artista multifacético nacido en San Petesburgo a finales del siglo XIX. Junto a su trabajo como cartelista, publicista y diseñador, desarrolló una breve pero intensa obra fotográfica, y puede considerársele, junto a Moholy-Nagy, como el fundador del constructivismo fotográfico. El constructivismo representó un movimiento artístico al servicio de la revolución bolchevique que consideraba que el papel del artista debía limitarse a ser una especie de constructor, técnico o incluso obrero, por lo que la fotografía se adecuaba muy bien a esta nueva función, ya que producía obras impersonales que no alimentaban el ego del artista. Un constructivismo que tuvo mucha influencia en movimientos artísticos posteriores.

He elegido su obra más conocida, Escaleras, una fotografía que puede considerarse como uno de los iconos más significativos de la historia de la fotografía por la fuerza de su impacto visual. En la imagen vemos como una mujer con un niño pequeño en sus brazos sube los peldaños de una escalera bajo una luz cenital intensa que provoca un fuerte contraste entre luces y sombras en los escalones. La imagen está tomada desde arriba con un picado acusado, algo que era muy del gusto de Rodchenko, quien siempre buscó puntos de vista que generaban cierto desconcierto en el espectador al mostrarle objetos familiares bajo perspectivas inusuales. Es como si los constructivistas no estuviesen sugiriendo que para construir un mundo nuevo, tras el triunfo de la revolución, había que empezar a mirarlo de otra manera.

El fuerte contraste entre luces y sombras, sin apenas grises, provoca un fuerte impacto visual y da a la fotografía una apariencia de poster que nos pone de manifiesto la vinculación de Rodchenko con el diseño gráfico y el fotomontaje. En cierto modo, se puede decir que se trata de una imagen que rompe de forma tajante con el pictorialismo al sustituir las gradaciones tonales, las texturas y la perspectiva aérea por la geometría y el contraste, algo muy en la línea de los postulados constructivistas.

Los elementos gráficos fundamentales de la imagen son el contraste ya comentado, las líneas rectas diagonales de los peldaños, que dirigen la mirada desde el ángulo superior izquierdo hasta la mujer, y el ritmo creado por la repetición de los escalones. El efecto debido a la confluencia de estos elementos visuales es de tensión y dinamismo, algo que le va muy bien a la foto al añadirle un plus de dramatismo que aumenta el interés de lo que podría ser una anodina escena cotidiana. Ese dinamismo no está exento de equilibrio como consecuencia de que la figura de la mujer con el niño y su sombra traza una diagonal perpendicular a la de los escalones generando cierta compensación entre vectores visuales. A su vez, estas figuras son los únicos elementos que introducen líneas curvas en un encuadre claramente dominado por la geometría rectilínea.

La circunstancia de que Rodchenko colaborase con Eisenstein realizando la cartelera de El Acorazado Potemkin, ha sugerido a muchos que se inspirase para esta imagen en la célebre secuencia de las escaleras de esta película. Algo más que posible si tenemos en cuenta que hay ciertas similitudes estéticas entre esta imagen y el film de Eisenstein.

Es una imagen que a pesar de la distancia y la ausencia de detalles tiene una fuerte carga emotiva, probablemente por el contraste que se genera entre la figura de la madre con el niño y el contexto tan geométricamente frío en el que se sitúan y del que parecen escapar. Un contraste que nos puede sugerir que Rodchenko ya intuía el futuro que esperaba a un régimen político que estaba empezando a encorsetar y limitar la libertad de los ciudadanos. Desgraciadamente el tiempo le terminaría dando la razón.

Alfredo Oliva Delgado

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