jueves, 23 de agosto de 2018

DIÁLOGOS SOBRE FOTOGRAFÍA POÉTICA (PRIMERA PARTE)


ALUMNA: La verdad es que no termino de entender qué es la fotografía poética

PROFESORA: ¿Terminaste de leer el libro de Llorenc Raich?

ALUMNA: Estoy en ello, pero aún no lo he terminado. Es un libro denso y lo estoy leyendo despacio. Aun así me surgen muchas dudas. Me resulta difícil entender de qué va la fotografía poética. Y el caso es que cuando se trata de literatura lo veo mucho más claro.

PROFESORA: ¿ Ah, sí?

ALUMNA: Pues eso creo. La poesía se escribe en versos, que suelen ser renglones más cortos que en la prosa, y a veces estos versos riman, aunque no siempre. Por otra parte, a diferencia de la prosa en la que el autor trata de dejar claro qué es lo que quiere contar, en la poesía eso no resulta tan evidente. Es como si el poeta quisiese enredar al lector ocultando el mensaje usando palabras rebuscadas. Además, los temas de los que hablan los poetas suelen ser elevados: el amor, la soledad, la vida o el abandono. Es decir, son asuntos muy líricos y sentimentales. No he visto a ningún poeta escribiendo sobre un partido de fútbol o sobre asuntos cotidianos, como una bronca de pareja.

PROFESORA: ¿Estás segura de eso? ¿No hablamos el otro día de la poesía de la experiencia? ¿No quedamos en que se trataba de una poesía más cotidiana e inmediata, que trataba temas con los que cualquiera puede sentirse identificado? Y con una escritura llana, cercana y sin muchas florituras. Eso sí, aunque sea una poesía más directa, el lector no siempre debe entender estrictamente la poesía, sino que debe sentirla.

ALUMNA: Es verdad. Uff, ¡qué lío! Aunque en literatura la duda se resuelve fácilmente. Es algo tan sencillo como ir a una biblioteca o librería y buscar en el apartado de poesía. Todo lo que hay ahí debe ser poesía. Pero en fotografía resulta más complicado.

PROFESORA: Claro, en las librerías no verás apartados sobre fotografía poética. Como mucho encontrarás una sección sobre fotografía.

ALUMNA ¿No decías el otro día que el lenguaje visual no tiene un código tan preciso y compartido por el emisor y el receptor como ocurre con el lenguaje escrito? Entonces se podría decir que toda imagen fotográfica es ambigua y poética.

PROFESORA: Pues no siempre es así. ¿Qué te parecen las fotografías de los diarios? Sobre todo si le añadimos un pie de foto. ¿No crees que hay mucha fotografía documental que trata de contarnos algo, y que trata de hacerlo de forma clara y sin ambigüedades? Hay muchos fotógrafos que tratan de dotar a sus imágenes y reportajes de la mayor legibilidad.

ALUMNA: Bueno, centrándonos en la fotografía poética, ¿cuáles con los rasgos que diferencian a este tipo de fotografía?

PROFESORA: No resulta fácil resumir esos rasgos, aunque para empezar podríamos decir es una fotografía en la que el fotógrafo trata de dar salida a su yo más íntimo, expresando sus sentimientos y vivencias de una forma sincera, y a través de un lenguaje poético, aunque eso habría que definirlo un poco más. En cualquier caso, parece que la emoción sentida por el fotógrafo resulta un ingrediente fundamental del acto poético, una emoción que debe trasladar a su fotografía de forma que pueda ser sentida por el espectador.

ALUMNA: Eso me recuerda lo que contabas el otro día sobre la dicotomía que John Szwarkoski, curador de fotografía del MoMA, estableció entre fotógrafos espejos y fotógrafos ventanas. El fotógrafo poeta sería más bien un fotógrafo espejo, porque no trata de reflejar en su obra el mundo de forma objetiva. Más bien busca expresar sus emociones, sentimientos y pensamientos ante cualquier tema, por muy mundano que sea.

PROFESORA: Pues creo que está bien traído el ejemplo, ya que el fotógrafo “espejo” no busca la objetividad, sino que, como dirían algunos profesionales de la psicología, “proyectaría” en sus fotos su mundo interior. Recuerda que ya hemos hablado en otra clase del mecanismo psíquico de la proyección. Piensa, por ejemplo, en como Alfred Stieglitz en su serie Equivalents trataba de proyectar en las nubes algunas vivencias pasadas o presentes. O en cómo André Kertész expresaba su yo más íntimo al fotografiar todo lo que le rodeaba, dotando a objetos sencillos y situaciones cotidianas de un aliento poético que constituía una especie de diario íntimo.

ALUMNA: Pues me parece que eso no debe ser fácil. A mí me resulta más sencillo hacer fotos de las cosas que veo a mi alrededor, para compartirlas con los demás. Debo ser una fotógrafa ventana.

PROFESORA: No te falta algo de razón, ya que elegir un motivo externo al que poder trasladar ese estado interno, es algo que requiere de mucha intuición y mucha formación. Y me atrevería a decir que no todos los fotógrafos tienen esa capacidad. En el programa de radio Full Frame has podido escuchar a algunos de esos fotógrafos que podríamos considerar “espejo”, como Vari Carames o David Jimenez. Por otra parte, algunos fotógrafos se mueven con maestría entre ambos tipos de fotografía, y son capaces de mirarse en el espejo y también de asomarse a la ventana, como sería el caso de Juan Manuel Castro Prieto.

ALUMNA: Creo que ya lo voy entendiendo. Pero si ese es solo el primer ingrediente de la fotografía poética, cuáles son los restantes.

PROFESORA: Tienes razón, hacen falta otros ingredientes para que podamos hablar de fotografía como poesía. Pero me temo que se ha hecho tarde, y tendremos que dejarlo para una próxima clase.


Texto: Alfredo Oliva Foto: Lee Friedlander

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