Por otra parte, hay factores personales relativos a nuestra
forma de percibir que cambian de una persona a otra, y pueden hacer que lo que
a unas les resulte relajante e interesante a otras les resulte soso y aburrido.
Y que mientras que algunos espectadores vibren con la estimulación que les
genera una imagen compleja, otros sientan que sus cerebros se ven sobresaturado con
tanta información visual. Y es que, más allá de la formación visual y artística
del espectador, el estilo cognitivo nivelación versus acentuación marca esas
importantes diferencias individuales que establecen cierta subjetividad en la
apreciación estética. Como ya he comentado en alguna ocasión, la nivelación se
caracteriza por estrategias tales como la unificación, la intensificación de la
simetría, la reducción de rasgos estructurales, la repetición y la eliminación
de elementos oblicuos o que desentonan con la composición; en cambio, la
acentuación busca todo lo contrario, aumentar la asimetría, la oblicuidad, la
gama cromática y la irregularidad en la composición.
Además, hay que tener en cuenta la intención de artista, ya que si la
simplificación conlleva una reducción de la tensión, algo más adecuado en
estilos clasicistas, la acentuación aumenta dicha tensión, lo que todo autor
expresionista tendría en alta estima.
Sin embargo, a pesar de esa subjetividad aparente, podríamos estar de acuerdo
en que el principio de parsimonia sí debería ser tenido en cuenta a la hora de
valorar una obra de arte, ya sea pictórica o fotográfica. Y es que aunque las
grandes obras de arte suelen ser complejas, por lo general son elogiadas por su
sencillez, es decir, porque presentan una abundancia de forma y significado de
la manera más sencilla posible, mediante la organización y estructura de los
elementos incluidos en el campo visual.
El principio de parsimonia utilizado en las ciencias hace referencia a que la
hipótesis más valiosa es aquella que es capaz de explicar lo mismo que las
demás pero de la manera más sencilla posible. Un principio que puede
trasladarse a la estética fotográfica, y que nos sugiere que tan inadecuado
resulta decir demasiado poco con una imagen como expresar algo de forma muy
complicada. Como en cierta ocasión comentó Charlie Chaplin, una vez completado
el rodaje de una película hay que sacudir el árbol y conservar solo lo que
queda bien sujeto a las ramas. Es decir, manteniendo la estructura más sencilla
posible. Lo mismo podríamos decir con respecto a una fotografía: la mejor versión
será aquella que transmite lo máximo con el menor número de elementos posibles
y con la estructura visual más simple y organizada. El orden y la parsimonia
pueden ser unas buenas directrices para el fotógrafo, tanto en el momento de la
toma como en el de la edición. Y es que aunque nuestro cerebro tiene mucha
capacidad para organizar la información visual que le llega y disfruta con
ello, como puso de manifiesto la psicología de la Gestalt, tampoco su poder es
absoluto, y no podemos echar sobre sus espaldas una carga excesiva.
"Estoy siempre persiguiendo la luz. La luz convierte en mágico lo ordinario " Trent Parke
viernes, 8 de enero de 2021
COMPLEJIDAD, PARSIMONIA Y PREFERENCIA ESTÉTICA EN FOTOGRAFÍA
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Artículo muy interesante que me hace esperar una segunda entrega que incluya tu propio análisis de fotografías que se ajusten a ese principio de parsimonia. Muchas gracias por tu excelente trabajo. Un cordial saludo.
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