La fotografía contemporánea me cuesta un poco, lo que no
quiere decir que no me interese. Y como para comprender y disfrutar el arte moderno
se precisa de cierta formación he decidido leer algo al respecto. No hay demasiado en castellano, así que se trata del
libro "The photograph as contemporary art" de Charlotte Cotton,
Directora Creativa del National Media Museum en el Reino Unido. La obra es una nueva
edición renovada que presenta una revisión bastante interesante de las diversas
tendencias en las que, a juicio de la autora, puede englobarse la fotografía artística
contemporánea. Estas tendencias son las que figuran a
continuación:
1.El primer grupo incluye aquellas fotografía que recogen
escenas o actuaciones preparadas o
diseñadas por el fotógrafo para ser captadas por la cámara. Aunque el punto de
partida podrían ser las fotografías tomadas en los años 60 y 70 para documentar algunas manifestaciones artísticas como happenings o performances, pronto la imagen fotográfica pasó a ser la obra de
arte definitiva más que el acto real desarrollado ante la cámara. Un ejemplo de
este tipo de imágenes podría ser la serie de Shizuka Yokomizo en la que
presenta a distintos sujetos
fotografiados desde la calle frente a la ventana de sus casas. La
artista japonesa había pedido previamente a algunos desconocidos que posasen de
esa guisa a una determinada hora. Probablemente la imagen más conocida de esta
serie es la que figura como portada en un libro sobre el retrato fotográfico de
Angier Roswell .
Una serie parecida, de Juan Carlos Martínez, pudo verse en la exposición "Contexto crítico. Fotografía española siglo XXI", que tuvo lugar en la Tabacalera de Madrid hace unos meses.
2. El segundo tipo
entronca claramente con la pintura figurativa de los siglos 18 y 19 en la que
se pretendía contar una historia con una sola imagen. En este tipo de fotografías construidas predomina la narrativa, y los elementos
representados están dispuestos de tal manera que tratan de contar una historia
preconcebida por el autor. Probablemente
sea Jeff Wall uno de los representantes más valorados de este tipo de
fotografía. Basta echar un vistazo a su foto titulada "Insomnio" para
ver cómo todos los elementos de la imagen están perfectamente dispuestos para
que el espectador reconstruya mentalmente todo lo ocurrido en ese escenario
doméstico.
3. El tercer tipo
corresponde a lo que se podría denominar fotografía inexpresiva (deadpan) . Se
trata de unas imágenes frías, desapegadas y con un enfoque muy preciso y gran
cantidad de detalles, generalmente de gran tamaño, pues muchas de ellas parecen
haber sido pensadas para ser exhibidas en galerías. Lo que más suele llamar la atención de estas
imágenes, aparte de su gran formato, es la objetividad y frialdad emocional que
destilan. El punto de partida de esta estética podría situarse en la escuela de
Düsseldorf, con los Becher y sus fotografías de arquitectura industrial y
algunos discípulos tan destacados como Andreas Gursky, Thomas Ruff, Thomas
Struth o Cándida Höfer. También se podrían incluir en esta modalidad los
retratos de Rineke Dijkstra.
4. Si los fotógrafos anteriores se definen a partir de su
estética, los que integran este cuarto grupo lo hacen a partir del contenido u
objeto de sus imágenes. Para estos
artistas algunos escenarios y objetos cotidianos que solemos ignorar a diario,
tales como cubos de basura, habitaciones abandonadas o ropa sucia, adquieren una dimensión o interés especial cuando son
captados por la cámara. Los objetos ordinarios pueden transformarse en algo
extraordinario. A mí me suele costar trabajo ver cómo esos sencillos elementos se transforman en extraordinarios, aunque si quien los fotografía es el gran
Chema Madoz la cosa adquiere un cariz diferente.
5. En este grupo se sitúan aquellas fotografías que podrían
agrupar bajo la etiqueta de "vida íntima", y que reflejan situaciones personales y emocionales de la
vida cotidiana. Muchas de estas imágenes tienen el aire informal de las
instantáneas tomadas por aficionados y
reveladas en las tiendas de fotos de toda la vida. No obstante, con frecuencia
estos fotógrafos añaden un plus a este estilo ordinario, como es la
construcción de secuencias dinámicas de una narración doméstica, o la captura
de momentos inesperados y alejados de la experiencia diaria de la mayoría de
las personas. Sin duda, Nan Goldin es el ejemplo más claro de este tipo de
artistas. A lo largo de los años esta fotógrafa estadounidense ha captado
multitud de imágenes tanto de sus
amistades como de desconocidos en
situaciones cotidianas que muestran desde dentro sus vivencias y sus estilos de
vida. La sexualidad, la adicción a las drogas, el travestismo o la prostitución
han sido algunos de los temas preferidos por estos fotógrafos de la vida
íntima.
6. El anti-reportaje podría ser una buena etiqueta para la fotografías
que configuran este grupo . Y es que ante la pérdida de interés de galeristas y
comisarios por la fotografía documental, y la competencia de la televisión y
los medios digitales como fórmulas más
inmediatas de transmitir información, la
respuesta de la fotografía ha sido aprovechar los diferentes contextos que el arte
ofrece. Este "anti-reportaje"
se caracteriza por alejarse del centro de la acción, ya que el fotógrafo llega
a los escenarios de conflictos bélicos o catástrofes naturales una vez que
éstos han finalizado. El acercamiento es
más pausado y contemplativo con cámaras que pueden ser de formato grande o medio; algo poco usual entre
fotoperiodistas y que permiten una mayor calidad en la impresión final.
Trabajos como los de la francesa Sophie Ristelhueber en el Beirut de principios de los 80 reflejan
los resultados sobre el escenario urbano de los conflictos bélicos.
7. Finalmente habría que considerar un grupo bastante más
heterogéneo en el que la naturaleza material del medio fotográfico se convierte
en parte esencial de la narrativa del trabajo.
Las fotografías, que no necesariamente han sido tomadas por el artista
sino que han podido ser" apropiadas" de internet, pueden ser
utilizadas como elementos que compongan una instalación o una escultura. Este
apropiacionismo convive en este último grupo de fotografía postmoderna con
otros enfoques, como los trabajos postfotográficos de Joan Fontcuberta o
Cristina de Middel, o incluso con las series en que Cindy Sherman se fotografió a sí misma adoptando distintos papeles de la mujer en el mundo moderno.
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