miércoles, 26 de febrero de 2014

Fotografía y Psicología: Fotografía y similitud gestáltica




Estoy seguro de muchos de vosotros habéis oído hablar de la Gestalt, una escuela de psicología fundada en Alemania a principios del siglo pasado por Max Werheimer. Y algunos también sabréis que propuso algunas leyes relacionadas con la percepción visual que  nos indican cómo nuestro cerebro tiende a organizar y simplificar lo que percibimos. Para esta teoría de la percepción, en el campo visual operan una serie de fuerzas que guardan cierta similitud con lo que ocurre en los campos eléctrico y magnético, y que determinan que los elementos se atraigan o repelan entre sí.

Creo que estas leyes son de mucho interés para el fotógrafo pues nos pueden servir para estructurar mejor nuestras imágenes. También van a ayudarnos a hacer una correcta lectura de cualquier fotografía, profundizando más en sus elementos compositivos. Una de las leyes más interesantes es la de similitud, que hace referencia que los elementos visuales similares (en forma, color, tamaño, etc.) tienden a ser vistos como relacionados, y tendemos a  agruparlos en patrones.

Me ha parecido que para ilustrar esta ley puede venirnos bien la conocida foto de Henri-Cartier Bresson, en la que  nos muestra un retrato de la hija de Marie Curie, Irène Joliot-Curie, y su marido, Frédéric Joliot. Se trata de una fotografía tomada en el laboratorio donde trabajaban. Es un retrato de la pareja, de medio cuerpo con un iluminación natural que viene de su izquierda, y que según cuenta Bresson  tomó justo en el momento de ser recibido por los investigadores. Ello puede explicar  la actitud poco amistosa de la premio Nobel. Lo que más me ha sorprendido siempre de esta foto es la similitud entre los esposos. El extraño mimetismo que emana de la pareja y que nos sugiere sin ninguna duda de que se trata de dos personas que viven juntas, trabajan juntas y  duermen juntas. La repetición del gesto facial, aunque algo más duro en Marie que en su marido, que parece a punto de esbozar una sonrisa. La misma posición de las manos,  el mismo escorzo, unas ropas con ciertas semejanzas en su modestia, muy de a diario a pesar  la corbata de él. Hasta las solapas de sus chaquetas se parecen, o incluso esas plantas que parecen brotar de sus cabezas.  En fin, una imagen que deja pocas dudas sobre la inquebrantable unidad del matrimonio sólo rota por la trágica muerte de Pierre. 

Este es un claro ejemplo de cómo los elementos visuales de la imagen contribuyen de forma potente a dar fuerza al mensaje que la foto transmite. No parece que la posición estuviese sugerida por el retratista, que sin duda estuvo atento a captar ese momento decisivo en el que los cuerpos de los esposos se alinearon en un gesto redundante.

La foto de abajo, bastante más modesta, refleja también esa similitud entre las posturas de los paisanos conileños, que se  apoyan sobre la baranda y crean una simetría de parejas de ropas de colores claros  a cada lado del sujeto de camiseta roja. Una similitud que contribuye al equilibrio compositivo de la imagen.