miércoles, 20 de febrero de 2013

martes, 5 de febrero de 2013

Fotografía y psicología: El paisaje y las preferencias estéticas




En entradas anteriores me he referido a cómo las diferencias individuales pueden influir en nuestras preferencias tanto a la hora de tomar la foto como cuando se trata de valorar su calidad estética. Esas diferencias pueden deberse tanto a factores ambientales o educativos como a factores innatos con cierta determinación genética.

Sin embargo, y más allá de de esas diferencias,  que hacen que algunos tengáis un gusto algo peculiar, también encontramos bastantes similitudes en nuestras preferencias estéticas. Así, existe una importante evidencia empírica sobre las características que hacen que algunas imágenes pueden resultar más atractivas que otras para la mayoría de los mortales.

La mayoría de los estudios, que se llevan a cabo en el campo de la psicología ambiental, se realizan mostrando a una muestra de sujetos algunas imágenes o fotografías de escenarios tanto naturales como urbanos. Pues bien, estos estudios aportan una información muy interesante sobre algunas variables que influyen en la valoración positiva de imágenes de paisajes.  Stephen Kaplan propuso la existencia de cuatro características:

- Misterio. Se refiere a la posibilidad que ofrece una escena de obtener más información si el observador se adentra en ella.  Por ejemplo, un camino que desaparece tras un recodo, y que nos sugiere que si entrásemos en el paisaje y siguiésemos ese camino obtendríamos más información sobre el lugar. O una zona despejada e iluminada que se muestra oculta parcialmente por el follaje del primer plano.
El misterio no debe interpretarse como sorpresa, ya que esta requiere que haya en la escena algún elemento inesperado (un caballero inglés con paraguas y bombín en el desierto). El misterio, en cambio, se refiere a la nueva información que no está presente pero se infiere a partir de lo que hay en la escena.

- Coherencia. Referida a la capacidad predictiva de la imagen, a su buena organización gestáltica. Es decir, a la existencia de simetrías, elementos repetidos siguiendo algún patrón, texturas unificadas. Todo lo que contribuya a que la información de la escena pueda organizarse perceptivamente y que facilite su compresión y su recuerdo.

- Complejidad. En principio la relación entre complejidad y preferencia suele seguir una curva en forma de U invertida. Es decir, resultan más atractivos los escenarios que no son ni muy simples ni excesivamente complejos en cuanto a la información o elementos que contienen. Esto parece indicar que los paisajes minimalistas no tendrían un atractivo natural y serían más bien el resultado de alguna moda pasajera.

- Legibilidad. Este concepto se refiere a que la inferencia que pueda hacerse a partir de los elementos de la escena de nueva información que no está presente, no resulte demasiado complicada. Es decir, la accesibilidad de esa información al espectador. Si la inferencia está solo al alcance de personas muy formadas o muy inteligentes la lectura de la imagen sería muy complicada para la mayoría de los mortales, y la fotografía perdería atractivo.

Estos conceptos  parecen facilitar tanto la compresión como la exploración, y podrían agruparse en la siguiente matriz:

Compresión
Exploración
Inmediato o presente
Coherencia
Complejidad
Inferido
Legibilidad
Misterio

De acuerdo con esta matriz, que puede aplicarse a muchas escenas o situaciones, lo importante es la facilidad de lograr compresión o el atractivo que ofrece para la exploración más que  el contenido de la escena. Lo que no quita que haya ciertos contenidos de los paisajes que los hacen más atractivos, como la presencia de agua y follaje, o los horizontes abiertos.

El hecho de que estas preferencias se muestren de forma rápida e intuitiva, sin que el observador necesite reflexionar mucho tiempo sobre la imagen que se le presenta, y que se den en sujetos de diferente formación y cultura, hace pensar que esas elecciones han tenido  un valor adaptativo y han llevado al sujeto a acercarse a contextos deseables y apartarse de otros peligrosos o indeseables.  Es decir, de acuerdo con esta interpretación evolucionista las preferencias estéticas habrían ido moldeándose a lo largo de la evolución de la especie humana y estarían grabadas en nuestros genes, más allá de modas y tendencias pasajeras.